Caperucita era una niña que quería mucho a su abuelita, y un
día su madre le dio una cesta llena de comida para que llevara la merienda a la
abuelita, que vivía en una casa en el bosque, porque estaba enferma.
El Lobo Feroz retó a Caperucita a correr una carrera hacia la
anciana. Le dijo que había dos caminos, uno largo y uno corto. Le dijo a
Caperucita que ella tomara el corto y que él tomaría el largo, pero el muy
astuto le enseñó los caminos al revés y Caperucita, sin saberlo, tomó el camino
largo.
El Lobo, llegó antes a la casa, se hizo pasar por Caperucita
y ante la puerta pregunto si podía pasar. La abuela le dijo que pasara, que la
puerta estaba abierta, el Lobo Feroz entró y se comió a la abuela de un sólo
bocado, se puso la ropa para hacerse pasar por ella y se metió en la cama para
esperar a Caperucita.
Una vez que Caperucita llegó a la casa, empezó a hablar con quién
creía que era la abuelita
(que en realidad era el lobo
¡Qué ojos más grandes tienes!
(que en realidad era el lobo
¡Qué ojos más grandes tienes!
¡Es para verte mejor!
¡Qué orejas más grandes tienes!
¡Para oírte mejor!
¡Qué manos más grandes tienes!
¡Para abrazarte mejor!
¡Qué nariz más grande tienes!
¡Para olerte mejor!
¡Y qué dientes más grandes tienes!.
¡Para comerte mejor!
¡Qué orejas más grandes tienes!
¡Para oírte mejor!
¡Qué manos más grandes tienes!
¡Para abrazarte mejor!
¡Qué nariz más grande tienes!
¡Para olerte mejor!
¡Y qué dientes más grandes tienes!.
¡Para comerte mejor!
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